octubre 18, 2014

Anima Reyolvens I: "La Última Vez"

Esta es la última vez que escribo sobre la depresión, porque a la depresión se le asignó una palabra ígnea; se enciende y quema cada que se le nombra. Es un hervor frío que nos hace sentir hasta la médula.

Olvídense de las imágenes de los deprimidos que duermen todo el tiempo, de los deprimidos que comen todo el tiempo, y de las imágenes de los deprimidos que se resignaron a pseudovivir. Cada quien puede asociar la depresión con lo que quiera, la mayoría lo hace con la tristeza y la melancolía, un gran número lo hace con los ángeles de la muerte. Yo opino que la depresión sólo debe ser asociada con la ausencia de inspiración.

La forma en que he vivido, me mantuvo mucho tiempo protegido por esta ausencia de inspiración generalizada que había en prácticamente todos los ámbitos de mi existencia. Haber sido criado dentro de una burbuja de depresión de la que nadie era consciente, es tal vez la única cosa que no le agradeceré a mis padres. Cuando ésta burbuja se reventó, hizo mucho silencio, pero dejó entrar toda la inspiración. Lo que nunca nos preguntamos de pequeños es: ¿cuánta inspiración y deseo por la vida puedo controlar?

¿El destino es mío por naturaleza o será un regalo de mis padres?

Desde pequeño he pensado en el futuro, no al grado de la ansiedad, pero sí al grado de la desesperanza. Siempre creí que el mundo de los adultos era sólo una habitación vacía; vacía de objetos, de paredes, de esperanzas y de sentido. Lo único que hay en esta habitación es oxígeno, el oxígeno suficiente para sublimar muchos fracasos en algo a lo que llamamos vida. Yo no estaba equivocado, y es por eso que a mis veinticuatro años y con las fauces eclípticas del sistema sobre mis hombros, he decidido abandonar el mundo de los adultos.

Entiendo la cantidad de interpretaciones diferentes que tendrán ustedes ante mis letras, pero no se trata de regresar a un mundo diferente, ni de viajar en el tiempo, mucho menos de olvidar. Se trata de ser mesurado y poner tu olor favorito en ese fatídico oxígeno que insiste en modelar el mundo. Se debe medir la inspiración porque el exceso de inspiración es lo que conocemos como muerte.

Esta es la última vez que escribo sobre la depresión, porque la depresión es sólo uno más de los problemitas del hombre consciente. Utiliza tu inspiración, a tu manera, a tu tiempo, a tu placer, porque las ganas se acumulan, y te matan.

Esta es la última vez...



Pablo de Rokha